martes, 18 de octubre de 2011

“Alimento Mi mente con historias inventadas por Su imaginación.
La engaño porque es mi voz quien las recita, pero, en el fondo,
Todos sabemos quien es el autor.
A ninguno parece importarnos, porque sabemos cual es su función, y la cumple.
El problema, que todos desconocen (menos yo) es, que con ellas, le aíslo del exterior.”

- ¿Qué es lo que queda sin resolver?
- Su función

- Y ¿Cuál es su función?

- …

Elproblemaessufunción
El aislamiento del exterior


Fuera de sí mismo TODO ha perdido el sentido. De una forma u otra cree saberlo todo, no en un sentido arrogante, sino en un sentido real. Dentro de sí mismo alberga todas las respuestas, comprobando que nada vale la pena. Él ya perdió la fe, la esperanza de que algo pueda ser diferente a como es realmente. Ahora, elude el proceso de la búsqueda, ha llegado al final del camino, sin haberlo recorrido, o habiéndolo recorrido, apenas, miles de veces, hace ya mucho tiempo.

Fue el último en albergar esa fe, y solo completamente solo, lo recorrió muchas veces. Hasta el final. Y, nunca, nada fue diferente. En cada trayecto perdía una parte de esa vitalidad, de esa emoción que le mantenía en marcha una y otra vez. Hasta que ya no pudo más. Esto ocurrió hace ya mucho tiempo, cientos, quizá miles de años, abandonando a los acontecimientos, que había visto sucederse una y otra vez en cada uno de los viajes.

Ahora, pretenden despertarle. Trataran de convencerle de que es posible, que existe la posibilidad de que las cosas cambien si vuelve a recorrer el camino. Un camino marcado por sus propios pasos durante todo este tiempo, pero, del que ahora, pueden encontrarse alternativas.

Al hallar la cama en la que habitaba su cuerpo encontraron un letrero que decía:

“Dejadle dormir, dejadle dormir, que,
Cuando despierte, habrá terminado de morir,
Y, ya nada le podrá hacer sufrir.”

Lo que desconocen es que ya durmió, y despertó, y no volvió a sufrir, alimentado por las historias creadas por su imaginación, y por su mente, que eran una, y que debían serlo. Tenían que volver a ir de la mano para devolverle a la realidad y terminar así con su aislamiento, devolviéndole a la vida, para poder experimentar, de nuevo, el sufrimiento y el dolor; con la única esperanza que, de esta manera, al recorrer el camino de nuevo, encontrase la manera de cambiarlo.

"Mañana será otro día...otro día igual"

“Mañana será otro día, otro día igual”. “Mañana será otro día, otro día igual”.

Sonó el despertador y me levante repitiendo las mismas palabras que repetía en los momentos previos a caer rendido la noche anterior. No podía quitármelas de la cabeza. Se repetían como un run run acompañadas de la melodía con las que habían sido compuestas. Esto solía pasarme, como le suele pasar al resto de los mortales. Canciones pegadizas que se alojan en la mente, repitiéndose como un bucle, sin poder olvidarse de ellas hasta que se desgastan en nuestros labios. Pero ésta significaba algo más. Era un resumen del transcurrir de mi vida en los últimos años.

Me desperté como de costumbre, con un calcetín puesto y el otro pie al descubierto. Esa mañana no me tocaba ducha, por lo que me vestí y salí por la puerta 10 minutos después de que hubiese sonado el despertador. Bufanda, guantes sin dedos y el reproductor de música al oído era todo lo que necesitaba hasta llegar al trabajo. Una vez allí, un café caliente mientras ojeaba el periódico y puesta en marcha. Cuatro horas tecleando hasta la hora del almuerzo; un plato de nuddles o pasta y otras tres horas dándole a la tablilla. Ese era el resumen fácil de mis horas laborales en los últimos años. Apenas 6 líneas. Pero la realidad era mucho más que eso. Cada una de las cuatro primeras horas era una tortura mental. Un trabajo basado en la búsqueda de diversos datos por la red que completaban diferentes tablas de Excell y varias leyendas a Word. Todo ello realizado casi mecánicamente. Lo que realmente ocupaba mi concentración era otra cosa. Mi actividad mental era inmensa e iba por otros derroteros. Nunca estaba en el presente, siempre se esforzaba por pensar en el futuro, un futuro que la mayoría de las veces nunca llegaba, un futuro que trataba de crearme una vida mejor, pero sabiendo que nunca tendría las agallas o la fuerza de tratar de conseguirlo. Ya nos conocíamos muy bien. Era toda una vida juntos. Se trataba de un jueguecito bastante macabro orquestado por mi subconsciente y llevado a cabo por las neuronas a las que maltrate desde que tuve 15 años. Ambos sabíamos perfectamente que nunca llegaría a conseguir nada de las maravillosas ideas que preparaba, se burlaba de mí. Conocía, como no, todos mis defectos, cobarde, depresivo, débil, orgulloso, con tendencia a trastornos obsesivos-compulsivos,… una larga lista a la que tenía no sólo acceso, sino capacidad para activarlos y acentuarlos a su gusto.

Era muy sentimental, y esos idílicos futuros se alternaban con pensamientos de tiempos pasados más floridos. Tiempos que se presentaban como ejemplo de felicidad. Cómo una cueva donde poder refugiarme de los auto ataques que me preparaba mi mente. Era un reducto autónomo dentro de mí, aún fiel a mi verdadero ser, el cual había conseguido escapar a la dictadura establecida en mi cabeza, desde hacía tanto tiempo, que no era capaz de recordar cuanto. Se trataba de una escapatoria temporal, y verdaderamente alejada de la realidad, ya que, otros recuerdos, me incitaban a pensar que aquellos tiempos que veía como mejores ahora, no lo fueron en absoluto cuando fueron presente. Eran unos recuerdos que estaban ahí, pero la verdad es que no sabía diferenciar si esos pensamientos (que destruían la poca felicidad que se generaba en mi cabeza) era generado por la dictadura mental, tratando de reducir a los “galos” alojados en la aldea de la libertad en mi cabeza; o bien, cuando ocurrieron, ya se había producido el golpe de estado que instauró la segregación mental que aún imperaba, convirtiéndome en un cuerdo con un loco dentro, o un loco con un ligero atisbo de cordura.
A pesar de lo complicado que pueda parecer, estaba acostumbrado a todo aquello. Sucedía dentro de mi cabeza un día tras otro, como un disco que se reproduce una y otra vez, como un bucle. Mecánicamente. Sabiendo, cada noche antes de acostarme, que “mañana sería otro día, otro día igual”

miércoles, 27 de octubre de 2010

La metamorfosis ácida

Asustado no tuvo más remedio que coger el cuchillo. Una luz suave entraba por la ventana que se encontraba a su derecha, encima justo del fregadero y de un pequeño mueble de cocina. La luz incidía en la hoja del cuchillo provocando un pequeño reflejo a modo de estrella.
Patosamente salió corriendo en busca de aquella sombra que había visto en el reflejo de un espejo. Estaba seguro de haberla visto, incluso de haber sentido una pequeña brisa antes de que desapareciera por completo al final del pasillo.
Mientras tanto, en el jardín, empezaba a formarse un pequeño remolino de viento que, poco a poco, fue creciendo hasta convertirse en un gran tornado. Deambulaba alrededor de la pequeña casa. Chocaba contra ella apenas arañando la fachada. Esto parecía molestarle debido a que empezó a aumentar la intensidad de las embestidas.
Desde dentro, sólo la chica parecía darse cuenta de lo que sucedía fuera. Mario estaba totalmente absorto en la búsqueda de la misteriosa sombra. La chica observaba aturdida desde la ventana la lucha que tenía el tornado, tratando de penetrar los muros de la casa como si quisiera estar al tanto de lo que dentro ocurría.
Como por arte de magia, la chica, se vio corriendo de un lado a otro de la habitación, observando la escena exterior desde distintos puntos de vista, donde insistía el tornado. Estaba tan extasiada que no cayó en la cuenta de que, apenas unas horas antes, aquella habitación sólo contaba con una única ventana, la cual mostraba el jardín trasero en el que habitaba un viejo columpio. Por unos segundos fijo su mirada en él. Le dio la sensación de que parecía tener vida. Al momento la chica comenzó a escuchar una voz gastada que parecía pedirle ayuda. Tapono sus oídos varias veces tratando de analizar lo que estaba ocurriendo. Rápidamente se dio cuenta de que la voz no entraba por sus oídos. Al contrario. La voz gastada se generaba dentro de su cabeza y como un pequeño ratón buscaba nerviosa una salida. Al mismo tiempo, el tornado se percató de la presencia de la chica y disgustado por no atraer su atención, absorbió al columpio lentamente mientras parecía emitir una risa burlona. La vieja voz gastada se hizo más fuerte antes de apagarse por completo, lo que provocó que la chica se desmayase.
Mario se encontraba agazapado en una esquina del salón, con el cuchillo en la mano, observando muy despierto la sala de estar. Esperaba el movimiento de la sombra para abalanzarse sobre ella al mínimo despiste. Fue en ese momento cuando su atención se despistó con una risa burlona procedente del piso superior, donde había pasado la noche con aquella chica. Con mentalidad de depredador analizó la situación, comprendió que debía proteger su manada antes de capturar a aquella misteriosa sombra, que sabía no podría escapar de la habitación. Se colocó el cuchillo en la boca y salió corriendo a cuatro patas. No había atravesado la mitad del pasillo cuando se percató que en lugar de la alfombra, habían aparecido raíces y plantas que cubrían casi la totalidad del suelo de la planta baja. No pareció preocuparle demasiado, debido a que su cuerpo también se había adaptado al nuevo terreno, y sin saber porque, parecía gustarle. Cuando llego al pie de lo que era la escalera, lianas y hiedras habían sustituido a los escalones. La distancia entre la planta baja y el piso de arriba apenas superaba los tres metros. Mario se detuvo un instante buscando la manera de subir. Instintivamente y sin llegar a pensar de donde procedían esos impulsos flexionó sus nuevas y adaptadas patas traseras, sus pies retrocedieron varios centímetros y sus uñas afiladas fijaron su cuerpo al suelo, encontrando un anclaje perfecto. Sus músculos se tensaron al máximo y trasladaron toda la fuerza de su cuerpo hasta sus pies y sus patas, dando como resultado un tremendo salto que le transportó hasta la primera planta. Una vez arriba, la locura le sobrevino de nuevo, atravesó la puerta de la habitación donde nada parecía suceder, si no fuera por el cuerpo tendido de la chica. Se acercó a ella lentamente, con un ritmo felino, cavilando sobre lo que podía haber sucedido. Cuando llego a su altura dio la vuelta al cuerpo con su cabeza y comenzó a lamer la cara de la muchacha tratando de recuperar su conciencia.
Se encontraba flotando en un cosmos de nebulosas de colores dejándose llevar, muy lentamente, por suaves mareas inexistentes dentro de un espacio ingrávido. Poco a poco empezó a sentir como ese espacio infinito empezaba a menguar, concentrándose, cada vez más, sobre su cuerpo flotante. Sentía como la presión iba aumentando. Cuando todo el espacio había quedado reducido en ella un chute de adrenalina la hizo abrir los ojos casi sin sobresaltarse. Al mismo tiempo sintió la lengua suave de Mario sobre su mejilla, que apartó al verla despertar. Quedo mirando fijamente los ojos felinos que Mario había adquirido y vio reflejado en ellos ese espacio colorido de nebulosas en el que había estado flotando momentos antes. Sintió un gran alivio y abrazó dulcemente el nuevo cuerpo de su compañero sin importarle lo más mínimo la transformación.

sábado, 23 de octubre de 2010

El tránsito del arcoiris

Me costó adaptarme al mundo en mi infancia. Siempre fui repudiado y rechazado por aquellos que gozaban de mi admiración. Al final conseguí salir del cajón de los marcados y ampliando miras conseguí un sitio que me merecía, y no porque fuera yo, sino porque es lo mínimo de reconocimiento que merece un ser humano.
Desde lejos observo aquellos tiempos y veo como la historia vuelve a repetirse. Empiezo a ver el final del mundo de los niños perdidos. El mundo que le sigue es mucho más tenebroso, y la adaptación a él será costosa. Muchas de aquellas experiencias vuelven a repetirse, aunque modificadas y adaptadas a los nuevos tiempos. Siento aquella sensación de impotencia en mi interior, sensación que se trasforma, lentamente, en el germen de la superación y de la vacuna que conseguirá mitigar los dolores que ahora sufro en mis propias carnes. Autodestrucción dentro de la reconstrucción.
Un camino apartado y oscuro son mis inicios en todo aquello que propiamente inicio. Un cuaderno relleno con fotografías oscuras se postra ante mí, mostrándome aquello a lo que deberé enfrentarme, aquello que por momentos me habrá vencido, aquello que me provocará los disgustos más oscuros a los que pueda estar expuesto.
Esta revelación me mantiene con vida, se trata de aquella esperanza a la que recurren los necios antes de verse enfrentados a su destino. Engañándome o no dejándome hacerlo me encuentro por encima de los ilusos que piensan que otros llegarán a salvarles. No me redimo a pensar que no existe lo que pueda hacerme feliz y me niego a pensar que algo que no veo pueda suplantar todo ello.
Divagaciones torrenciales en forma de aluvión que descienden desde lo alto de la colina de los mosses. Los confiados renos esperan ver explotar las olas cerca de sus propias playas, esperan conseguir el agua simplemente confiando en que llueva del gusto de cada uno de ellos. La naturaleza caprichosa no complace a aquel que no lucha y castiga a todos aquellos a los que se han esforzado demasiado.
No espero expresar en ninguna de mis líneas un intento de ayuda o de explicación de hechos cotidianos que se tornan únicos cuando cada uno de nosotros lo decidimos. No existe la verdad suprema que pueda guiar a todos los hombres hacia donde se supone que intentamos llegar. Todo aquel que crea que dispone de discursos que han de ser escuchado se equivoca, se trata de saber quien quiere escuchar. Estoy cansado de ver continuamente a la gente confiar en que algo, cualquier cosa, pueda aportarles aquello que han esperado ver desde que soñaban con todo aquello que una mente de 10 años pueda llegar a crear. Huir de todo lo que os digan que será único, huir de aquello que aterrorizaría a uno mismo si supiera de que se trata realmente.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Video interesante

Adjunto un video que he recibido via email y que da que pensar. Os gustaba de pequeños la película de Peter Pan??? este video adapta el sentido de esa gran pelícual de dibujos animados a la vida actual....verlo no os dejara indiferentes.